domingo, 16 de enero de 2011

Evolucionando favorablemente tras la operación.

Las dos horas que estuve en reanimación se me hicieron eternas, sobre todo porque me encontraba de maravilla. De hecho me miraba para ver si llevaba vendaje porque llegué a pensar que no me habían intervenido, llevaba el oxígeno puesto y estaba conectada a la máquina de control de pulsaciones y tensión. Como la tenía justo detrás iba mirando cada cierto tiempo y comprobaba que todo estaba bién, de vez en cuando llamaba a algun enfermero para que me dieran una gasita y poder remojarme los labios que estaban sequísimos. Cuando había pasado una hora se acercaron para ver si podía mover las piernas, jejeje llevaba un buen rato empujandome hacia arriba yo sola porque me colaba en la camilla.
Cuando se acercaron para decirme que me subían vi el cielo abierto, por fin habían decidido sacarme de allí. Me moría de ganas de ver a la familia, de sus besos, abrazos ...
Al primero que vi cuando salí del quirófano fue a mi marido, Diosssssss que felicidad me dio ver su cara. Tenía una sonrisa de oreja a oreja, señal inequívoca de que todo había salido bien. Mis padres, mi hermano, cuñadas, suegros, tíos, Xelo y Manu, todos sonreían, todos estaban felices el mal trago había pasado.
Me entraron en la habitación y uno a uno les dije que fueran pasando para que pudieran verme, se que habían pasado un mal trago y estaban deseando poder comprobar como me encontraba. Fue algo mágico, me encontraba de maravilla, mi familia estaba feliz, no podía pedir nada más.
Las horas fueron pasando, las visitas se marcharon y nos quedamos mis padres y Manolo. Tenía tanto miedo a que comenzara el dolor, lo estaba esperando en cualquier momento. Pero no llegaba, no llegabaaaaaaa. Solamente tengo que decir que tenía un tremendo dolor en la parte superior de la espalda, justo hasta los hombros pero con los calmantes lo llevaba fenomenal.
Al cabo de un rato se fue mi padre a casa y el pobre Manolo también, le notaba que estaba agotado emocionalmente. Pasó varios momentos difíciles a lo largo del día, cuando me entraron en la habitación él fue el que entró conmigo y aunque me vio bien y casi sin dolor le entró un sudor frío de verme.
Desde las 15:30 que me subieron no dejaron de ponerme calmantes, y alrededor de las 21:00 si sentí que el dolor de espalda aumentaba. Me pusieron Dolantina, un calmante muy fuerte. Al inyectarmelo rápido me dio un mareo que me asustó, pero en un momento estaba genial. Después un Valium y a dormir plácidamente toda la noche, mi pobre madre fue la que no durmió mucho claro ...

1 comentario:

  1. GELI HACE TIEMPO QUE NO VISITO EL BLOG POR FALTA DE TIEMPO, PERO SIEMPRE ESTAS EN MI MENTE.BESOS

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